Lecciones sobre el uso de la Constitución en la mesa (4) | ¡Viva México! ¡Viva la Justicia!

La justicia es más diferente de lo que entre nosotros fumamos con las palabras. Nos ayuda perseguir la serenidad de una vida sin agravios. Nido de todo lo que creemos es paz.

Escritor: Ezequiel Mendoza

Hablamos de justicia pensando en un juez, y estoy seguro hay un gran debate en torno a la idea de esta, pero no es mi intención definirla, sino atender a quién es en mi experiencia trabajando con ella de cerca. En primer lugar, he de considerar muy cuidadosamente que veo un tipo de justicia dentro del territorio de la euforia que entra en las entrañas, y es nada más y nada menos que la que se hace entre el poder y el súbdito bajo la bota. A mis ojos, la más noble por lo que viene. Pues, la de la otra especie, la que vive de las demandas, pertenece a una venganza rabiosa y moral, que lo que tiene «de justo» es un momento indeterminado y más sugerente que concreto en la dinámica de los pleitos. –Se me hizo justicia—dicen.

Fotografía: María Teresa (@mmaria_teresa)

Es la parte de los poderes del gobierno que menos me ofende, no obstante, no hablo sobre lo justo, sino sobre el necesario orden social. Porque como ya mencioné, consiste principalmente en una corrección al buen cauce de la Ley y su protección/garantía que entre nosotros nos negamos. Corrección que entenderemos si traemos a la vista el orden y la seguridad social y política que aprobamos en la Constitución. Se trata del plan de supervivencia de la nación por el que se luchó durante la Revolución nacional. Y sin él no se sabe si habrá otro grito de Dolores. Por eso hay corrección del Juez. Su palabra es obligatoria pues se trata del guardián de la Ley y su contenido, pero no podemos hablar así de su contenido porque la justicia que guarde ya depende de distintas personas.

Por lo anterior, lo que hoy vemos con tal carácter es lo justiciado que vemos todos los días, frio y duro. La famosa Themis vendada. La justicia en realidad es abrasadora, una espada blandiendo lo que hemos llamado Dios y poesía. Las letras de “Justicia” como el altar de la metáfora con la que hemos construido la defensa de la ciudad y sus habitantes a la que me refiero.

Puede resultar dura, pero se trata de un procedimiento razonado cuidadosamente que no consiste solo en cotejar semejanzas y diferencias entre el hecho y el caso. Este se actualiza con frecuencia y cambia con los fenómenos imperantes en materia de dignidad y derechos humanos. Todo un catálogo especializado en protegernos de la vergüenza, la humillación, la arbitrariedad y otros muchos fantasmas que nos turban, limita el avasallador avance de lo procedimental y da pie a que el respeto florezca.

Por lo anterior Justa es una palabra de Derecho bien dicha contra los mismos que imponen las líneas sobre las cuales caminamos para desarrollar nuestra sociedad. Firme autoridad judicial. Porque la presencia de esa excepción de juzgar con el catálogo que nos protege civilmente provoca una euforia colectiva, que con tambores golpea en la cara el continente gubernamental, el cual pretende contra nosotros (sea bueno al decir de algunos, o malo), y por lo tanto, Justicia.

Bajo los nombres de Justicia Administrativa, Amparo, Acción de Inconstitucionalidad, Control Difuso, etcétera, se encuentra esa Justicia.

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