La deshumanización y el sistema político en «Ensayo sobre la ceguera» de José Saramago

“Si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo posible para no vivir enteramente como animales.”

José Saramago

Aportación de Regina Campos.

Con el afán de ser lo más concisa posible y para entrar de lleno con el análisis a la situación que nos atañe, primero que nada hay que entender entonces que Saramago creó una epidemia de ceguera, no como una ceguera clínica, la ceguera de José es sencillamente la pérdida de la moral, del sentido de ser humano.

Y propio del título que ha quedado en esta crítica como algo provisional, porque no he encontrado las palabras ideales para llamar a esto, presento el término deshumanizar, que quiere decir de forma intuitiva “algo que ya no es humano”, quizás lo fue, pero ha cambiado a no serlo, sin embargo, la definición que viene por orígenes etimológicos es muchas veces ligada a la pérdida de valores éticos o de la capacidad de empatizar y sensibilizarse.

Considerada en este caso, una cuestión social más que individual y que dentro de la obra de José Saramago se ve bien reflejada, la reacción social a la desensibilización de los suyos a través de la ceguera, el enfrentamiento a las reacciones más salvajes del funcionamiento social del ser humano y la formación de grupos a partir de estas.

En su ensayo sobre la ceguera, José Saramago nos introduce a su mundo in media res, justo cuando el primer ciego que, sin razones pasó de ver perfectamente a ver luz y ya, o como el mismo autor lo describe: “una vista lechosa”, porque la ceguera que le ataca es eso, vista blanca y no solamente tinieblas, como siempre se no ha presentado la ceguera “real”, como una temible oscuridad eterna, para ellos es más bien eterno resplandor.

Episódicamente, Saramago se encarga de narrar en crescendo el contagio inevitable de quienes han estado ya en contacto con ese paciente, desde el médico que le atiende, los demás pacientes que criticaron la pronta admisión de este nuevo ciego, cuando ellos ya estaban esperando, aquél ladronzuelo que con máscara de buena gente le acompañó a casa y después se fugó en su auto; el autor crea una atmósfera de preocupación, una cuestión que siempre ataca a todos los contagiados de la primera ola ¿Es posible que yo también, así de la nada, me quede ciego? Y entonces la blancura les ataca.

Desde los primeros momentos de ensayo sobre la ceguera, la crítica a la moral humana está presente, con todas sus variables, es sumamente fuerte; el ladrón se justifica en que, con fines altruistas ha ayuda al ciego y aún así tampoco es moralmente cuestionable haberle robado (aunque para él y su conciencia sí lo fuera, ya que de otra manera no habría necesidad de justificarse), aquí parte de su reflexión respecto a la dubitativa en que se encuentra sobre su acción. 

A fin de cuentas, no es tan grande la diferencia entre ayudar a un ciego para robarle luego y cuidar a un viejo caduco y baboso con el ojo puesto en la herencia. […] Los escépticos sobre la naturaleza humana, que son muchos y obstinados, vienen sosteniendo que, si bien es cierto que la ocasión no siempre hace al ladrón, también es cierto que ayuda mucho.

(p. 24)
Fotografía: Rolando Ramos Cardona (@rramoscardona)

Saramago no se detiene en ningún momento, el ritmo de su escritura es volátil, de un momento a otro alguien más ya se ha quedado ciego y es difícil de seguir mentalmente las necesidades de comprensión que el autor exige a sus lectores, es de suma importancia que se lea con atención, las preguntas y reflexiones son propias del estilo de Saramago y yo misma me he visto en la necesidad de seguir su mismo consejo, de leer en voz alta aquello que su pluma suelta en el papel. En alguna entrevista en la que dijeron que su lectura sería difícil de comprender, la respuesta es siempre “lea en voz alta” y así hice.

Deberán comprender mi fascinación por esto, me apetece siempre leer en voz alta, soy quien lee a los que quiere y lo hace hasta que se queden dormidos, leí ensayo sobre la ceguera a mis amigos, familia y pareja, todo en voz alta, perdí el aliento y aún así, a veces las reflexiones de Saramago no llegaban del todo bien, sin estática (así como la radio del anciano con cataratas); el autor nos envía un mensaje muy fuerte, nos enfrenta cara a cara con la parte más salvaje del ser humano y nos es difícil de comprender porque, somos ciegos, pero ciegos de mente. La lectura en voz alta parece develar más de los secretos de su narrativa.

La crítica que hace el autor es nuclear dentro de la obra, si se esperaba un ataque directo al capitalismo no lo mencionará, pero lanza piedras con una mano invisible, golpea todos los sistemas de opresión: de sexo, clase y capacidades diferentes; un médico ciego, médico de ojos, no es capaz de ayudar al pueblo, el mismo que se ha quedado ciego y que queda a expensas de lo que el gobierno decida entregarle.

Pronto también provee al lector de argumentos críticos hacia el sistema de opresión que siguen los estados militarizados, ciegos dependientes de personas con mayor rango y que para terminar de empeorarlo, están armados y reaccionan por miedo hacia una enfermedad que nadie ha podido controlar; están todos sometidos a una pirámide que al final termina por derrumbarse.

Un ejemplo más rebuscado de las pedradas de Saramago es también hacia el sistema de reformación, el funcionamiento de las cárceles, en condiciones infrahumanas y que en realidad no ofrece herramientas que ayuden a solucionar el verdadero problema. El encerrarles es únicamente una bomba de tiempo, a presión, que en cualquier momento explotará.

El sistema de reinserción social es en realidad otro sistema político de control y ya no solamente se basa en los delitos cometidos, sino en los próximos a ser efectuados.

La actividad policial en la actualidad está orientada hacia el “futuro”, en vez de hacia el pasado (¿Quiénes son los futuros delincuentes?), orientada hacia el “riesgo” (¿Cuáles son las posibilidades de que la gente cometa delitos en el futuro?) y orientada en “categorías” (¿Qué categorías -por ejemplo, qué nacionalidades- manifiestan mayor riesgo?).

Menciona Thomas Mathiesen, es posible que la reinserción y el sistema que nos han vendido como una solución a los actos delictivos solamente esté basado en la política de segregación que sigue vigente aún ahora, pensando en a quienes detienen más los policías en las calles y bajo qué criterio califican quienes pueden ser infractores de la ley.

José Saramago da una pincelada de realidades dentro de la sociedad y así como la construye, de la nada ya la hace pedazos, cuando insertas una pandemia de ceguera en un mundo creado para videntes, la cadena social se fragmenta y ahora quienes son superiores son aquellos que, en igualdad de condiciones, saben más que los otros, un “ciego natural”, que lleva toda su vida acostumbrándose a esto, es quien más ventajas tiene.

Se trata de una referencia a aquellos con privilegios, quizás de clase, de género, de etnia, un ciego natural en un mundo de recién conversos es, en esencia: un hombre cis-hetero, blanco de clase alta; tiene todas las posibilidades de sobrellevar la situación, una no tan lejana como la que apenas vivimos estos años por ejemplo, con la pandemia de Covid-19. Quienes pudieron resguardarse en casa fueron aquellos que no se vieron en la necesidad de arriesgar sus vidas en las calles trabajando, a consecuencia de un virus mortal.

Los privilegios que los inundan por todas partes, les son como inmunidad a la ceguera, un ciego natural es superior en cuanto a que, su vista nunca existió y jamás dependió de ella; un hombre blanco de clase alta jamás se verá frente a frente con la necesidad de justificar el porqué camina solo por la noche cuando un policía decida hacer revisiones de rutina; la “reinserción social” es solamente un ejercicio de segregación que depende de un sistema de opresión por clase.

Existe un término utilizado para referirse a personas asalariadas que llevan a cabo delitos sin usar medios violentos, sin embargo conectados a crímenes fraudulentos con castigos iguales para quien roba comida por necesidad y quien roba miles de pesos, por ejemplo. Es importante mencionar que también dentro de la clasificación de criminales hay una segregación importante, no es lo mismo un criminal de clase baja, clasificado como criminalidad convencional y aquellos “con alto nivel social en el ejercicio de su profesión”, referidos como de cuello blanco.

Los delincuentes de cuello blanco usualmente no son reinsertados socialmente porque no hay necesidad de hacerlo, el gobierno en sí mismo y las reformas de las leyes no lo ven como necesario, ya que siguen siendo objetos útiles (porque así se le ve al hombre trabajador) para el proceso de producción de capital; las leyes dentro del sistema político que nos rige, protegen los intereses que les conviene, a pesar de que su trabajo es otro, menciona Carlos Fernández Abad en ¿Necesitan ser los delincuentes de cuello blanco resocializados? Una aproximación crítica a las limitaciones del término “resocialización” a partir de la experiencia española:

En estos supuestos, la pena de prisión solo podría perseguir finalidades asociadas a la retribución del hecho delictivo, la incapacitación o a la prevención general positiva, es decir, trasladando un mensaje a la ciudadanía de que todas las personas son iguales ante la ley.

Esto, a través de la interpretación transmitida por las palabras de Saramago, sólo se niega en sí mismo, porque un ciego converso no es y nunca estará al nivel de adaptación de un ciego de nacimiento.

Saramago decide quitarnos a nosotros la ceguera, hace que veamos que en un mundo en el que la reinserción social sigue funcionando de esta manera, el crimen seguirá afuera, porque aún al encerrar a todos sus ciegos en el manicomio, habrá ceguera por todas partes, en las calles todos se han vuelto ciegos también, ya no hay camastros suficientes para contenerlos.

Las cárceles tienen tantos reos que, el sistema de justicia prefiere dar la oportunidad de pagar fianzas en lugar de tener más personas dentro y estos pagos solamente pueden ser efectuados por los más privilegiados dentro del sistema piramidal que nos rige; la mezcla entre crítica y narrativa se sitúa sobre todo en ese punto, la herramienta preventiva que llevamos años utilizando en contra del crimen no funciona.

Además se encarga de construir nuevos regímenes, como en el caso del sometimiento que existe después de la llegada de los ciegos “naturales” al manicomio, se crea una nueva pirámide jerárquica, siguiendo una línea política de opresión (y es que a eso se resume toda la obra crítica de Saramago).

La crítica social al ritmo de la narrativa de José Saramago nos lleva por diversos paisajes, primero todo comienza con una sociedad contemporánea, parecida a la nuestra y después crea una nueva, estipulada a partir de las leyes creadas por las reacciones de los ciegos insertos en el manicomio; pronto la destruye, el ejército se marcha y los ciegos de nacimiento crean un nuevo sistema opresor; el mundo creado por el narrador se transmuta a cada momento, es posible que decida mostrarnos a través de ojos ciegos, lo débiles que son las relaciones humanas y nuestra dependencia hacia estas.

El ser humano es un animal social por naturaleza, el modelo de socialización humana se trata de casi como de una manada de lobos, con dependencia mutua, con líderes, proveedores, cuidadores, etcétera. Saramago dedica gran parte de su narrativa a explicarnos que en su sala, el grupo original de ciegos, descubren que la mejor manera de sobrellevar la ceguera es ayudándose unos a otros, a diferencia del individualismo que pretenden seguir ejerciendo casi todos los demás.

La deshumanización y a su vez animalización del ciego por parte de José Saramago es la crítica más potente presente en su obra, nos atañe a todos como humanos a consecuencia de que nosotros nos hemos encargado de construir la ética y la moral y somos nosotros mismos que nos deshumanizamos por saltar las normas morales que nos separan de grupos “incivilizados”

La crítica que pretendía serlo, es decir, esta que estoy escribiendo, es más bien un listado de elogios y tropiezos por el catálogo de una misma crítica, escrita por Saramago con afán de hacernos ver, así como al final de su libro, las malas elecciones que hemos hecho para construir nosotros mismos una sociedad regida por política basada sólo en sistemas opresores; nosotros como humanos somos quienes estamos acabando con nosotros mismos.


Bibliografía.

Carlos Fernández Abad, «Necesitan ser los delincuentes de cuello blanco resocializados?: una aproximación crítica a las limitaciones del término ‹‹resocialización›› a partir de la experiencia española », consultado el  02 de junio 2022. URL: http://journals.openedition.org/configuracoes/4190 ;DOI: https://doi.org/10.4000/configuracoes.4190

Cruz, J. ( 2011) Una novela sobre la humanidad, El país. Url: https://elpais.com/diario/2011/05/28/cultura/1306533608_850215.html

 Mathiesen, T. (2004) DIEZ RAZONES PARA NO CONSTRUIR MAS CÁRCELES. Derecho a réplica. Recuperado de: https://www.derechoareplica.org/secciones/criminologia/628-diez-razones-para-no-construir-mas

Saramago, J. (1995) Ensayo sobre la ceguera. Punto de lectura.

S. a (Agosto, 2018) ¿Qué es un trabajador de cuello blanco? Url: https://www.universia.net/mx/actualidad/vida-universitaria/que-trabajador-cuello-blanco-1161121.html

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